El silencio de Arthur Rimbaud

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Después de varias horas frente a la pantalla decidí escribir esto...


Recuerdo cuando inicié con este proyecto. La euforia narcisista de publicar todo lo que me abarcaba en este mundo de la literatura se fue desapareciendo a medida del tiempo y tristemente este blog (que antes se llamaba "Blog pedido") quedó solitario y empolvado. Mis pequeños, frágiles e inmaduros poemas quedaron cual habitantes de un pueblo fantasma. Había madrugadas donde ingresaba a leerlos y me transmitían esa nostalgia que ahora creo un poco perdida. Aprendí a ser más reservado  (celoso) en esto a lo que llamamos "creación literaria". Me di cuenta que se mantenía más viva la esencia de esos textos si los hubiera dado un mejor lugar en mi interior que en estas páginas virtuales. Pero de algo se ha de aprender. 

En este año le dediqué casi todo mi tiempo libre a esto. Y fue bueno. Me recompensó con amistades, con enseñanzas, con historias, con alegrías, con tristezas y todo el conglomerado de sentimientos que trae el hecho de mostrar tu aporte a la literatura y a una sociedad que maneja pocos adeptos de eso. Fue un año donde publiqué varios textos en diferentes antologías físicas y virtuales. Textos (que admito) tienen... (como lo dijo mi querido amigo "S") "Un rasgo tan autobiográfico y tan propio de los autores que inician en el oficio de juntar letras".  Pero estoy mejorando (eso creo).

Este año también le dediqué tiempo a la lectura (de esas a las que considero "profundas"). Esas que agarras el libro y lo lees y sientes que no entendiste el capitulo, el verso o la historia en si y lo vuelves a leer. Conocí el esplendor, la simpleza y la grandeza de los cuentos de Ribeyro (La Palabra del Mudo I y II). Aprendí de su estilo y su ritmo para llevar el texto. Leí a Borges (Cuentos) y confieso que fue el libro que más me hizo subrayarlo. Palabras nuevas, mundos nuevos. Su misticismo, su infinito, la nada. Chejov (primeros relatos) y demás escritores que aún no son muy reconocidos y que manejan una pluma admirable. También le di espacio a la novela y descubrí a autores como Garry Disher, McEwan y José María Pérez Álvarez y a los clásicos como Julio Verne, Cortazar, Oscar Wille, Bradbury. En el infinito mundo de la poesía fui cautivado por las sonatas de Shakespeare (Días son noches que te sueño). Por Vallejo y su soneto "El dolor de las cinco vocales", María Leopoldo Panero, Juan Gonzalo Rosé, Bertolt Brecht, Marco Gonzales, Thomas Chatterton, Rubén Darío, Charles Bukowki e incontables más. Y en la lista de mi precaria biblioteca me esperan más que a medida que pasen estaré compartiendo en esta plataforma. 



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Anaqueles frente a la calle


Decidí cambiarle el nombre. Un nombre que vaya acorde de lo que quiero mostrar. Pasó de nombres que creía infantiles (baúl de un anacrónico) a uno más cómodo. "Anaqueles frente a la calle". Cortázar (justo ahora estoy leyendo toda su obra completa) en una entrevista dijo que siempre admiraba la variedad con la que se transforma la literatura y como esta cambia de formas para expresar "algo". El entrevistador le cortó y le dijo: Como un anaquel. A lo que el completo, un anaquel frente a la calle. Fue que ahí, en medio del mundillo de mi lugar de trabajo, anoté casi por intuición ese nombre. 

En este espacio verás periódicamente (espero que así sea) reseñas y comentarios de libros, escritores, música (de la que considero buena), películas basadas en libros y "películas", obras de arte y hasta temas de coyuntura cultural que creo puede ser de interés relevante. Y quien sabe, si ando de buen ánimo, les comparto algo de mis escritos o poemas. 

*
Bueno, finalizo esta década con esta publicación. Tengo aún los estragos de la fiesta de anoche, así que volveré a dormir hasta que mi pareja venga para irnos nuevamente a tomar por el inicio de este año dos mil veinte. Vaya que si es un buen inicio. 

Hasta otra oportunidad. 

Comentarios

  1. Genial, te leeré yo aprenderé de más esctritores contigo. Un abrazo amigo. Y los mejores ánimos.

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