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Página en blanco.

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  Una página en blanco que se sostiene enclenque entre el silencio de un cuarto. Un cuarto que donde habita, a duras penas, rumores, metas, sueños, e ideas truncadas por el viento. Un viento tibio, algo asfixiante, que los invade sin previo aviso... Y nuevamente la página suelta un ruido. Un ruido torpe, un ruido sin sentido ni dirección. Así como todas las noches de las últimas noches donde aquel individuo se olvidó que es ser él. Es extraño, pues aquel individuo observa detenidamente la rutina. Algo metódico, vicioso. Llega, se sienta, suspira, mira, prende el ordenador y se queda estático. Como las polillas de su habitación, jugando con los recuerdos fugaces. Como los zumbidos son algo extraños, intenta describirlos. No tiene nada, se dice. Y es así, no hay nada de bueno en aquellos zumbidos ni en los golpecitos que dan esos insectos al foco de la habitación. Se levanta, busca algunos libros, los vuelve a releer, (algunas partes) se aburre. Nada, nada, nada le convence. Está perdido

BREVES JUSTIFICACIONES ENTRE EL SILENCIO COMPARTIDO Y EL RUIDO SIN SENTIDO

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I Me he dado cuenta de que todo esto ya no tiene ningún sentido. Despierto, trabajo, leo, me quejo de mí mismo, lloro, duermo. Así son todos los días de este mes y del pasado año y del pasado… (Claro con ciertas disgregaciones). Cojo el teléfono, tratando de distraerme de mis monótonas acciones viendo las “historias” de los demás. Gente irradiando alegría (o algún tipo de felicidad) en diferentes lugares, eventos. Me pongo a pensar si son suficientes sus motivos para que lo hagan. Yo he tratado de llevar ese ritmo, pero no puedo. Mis intentos son fallidos y se cuentan por montones con experiencias totalmente bochornosas para mí. Y no sé si sea una justificación buena, pero yo no suelo encontrarle sentido a ello. Cuando se me presenta alguna reunión o encuentro para asistir, la acepto. Pero mientras van transcurriendo los minutos, llegan a mí pensamientos del por qué no debo asistir. Y son muchas, demasiadas, que llegan al punto de ser una inaudible discusión en mi cabeza. Y eso me en

BREVES APUNTES SOBRE LA NARRATIVA DE RAYMOND CARVER

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  “Un poco de autobiografía y mucho de ficción, es lo mejor.” Decía en una de sus entrevistas. ¿Qué tanto? Me pregunto. Una vida bohemia, una ruptura matrimonial, alcohol, drogas y demás vicios que lo sepultaron en un cáncer que nunca llegó a superar, y que no le quitó cierto goce al escribir. La pulcritud de sus textos ( a pesar de todas las controversias con su editor) y la plena confianza de hacerlo cuando sentía la necesidad de realmente hacerlo.  Concisos , breves y a la vez profundos trabajos que le permitieron  alcanzar ese éxito que trasciende  por generaciones.  Realista sucio.  Bien catalogado, diría yo. Ya que  difícil  hablar de la  cotidianidad con tanto detalle como lo hacía él. Casi toda su obra estaba basada (directa e indirectamente) en crisis matrimoniales. Con personajes de clase media que intentan sobrellevarse, pero que caen en la costumbre y resignación. Lo resaltante es la perfección de sus tiempos y espacios narrativos. Tensos, tanto conflictivas y pesimista

Fin de los dos mil dieciocho. Presentación de "Más allá, donde todo nace".

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  1. Acerca del como surgió.      No soy bueno con las fechas, si estas no van relacionadas con algún hecho que me haya marcado. Podríamos iniciar, por ejemplo, en un determinado día de un diciembre de un año que no recuerdo. Lo que si recuerdo, y con tal nitidez, es la despedida de mi madre mientras me embarcaba al bus. Un largo viaje de aproximadamente ocho horas y un viento helado recibiéndome. Con quince años, creo, viajaba a Huancayo en busca del calor de mi padre. Lo importante fue que, sin querer, descubrí una identidad del que solo habitaban en los recuerdos de mi madre y diálogos de mis abuelos. Tradiciones, costumbres, creencias. La religiosidad ferviente de enero y octubre. Bruscamente, mi pubertad limeña era sedimentada con su nostalgia. Y que hasta hoy persiste. Historias y anécdotas que hacían que mi estancia de casi tres años fuera la mejor etapa de mi existencia.      El siguiente recuerdo es de un mes de enero en que parto de allí. Con una fuga digna de una adolesc

CUATRO POEMAS DESDE EL ENCIERRO

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  1 Madre, lo siento. La niebla de enero vuelve a habitar en mí. Ya no basta con ocultarlas en estas frágiles líneas Ahora brotan junto con mis miedos…   Extraño el viento, madre. Extraño que me recoja y me envuelva en su olvido y me expulse en otro mes que no sea este. En un mes donde tu calor me encuentre y me digas que ya no hay motivos para huir.   Pero la niebla es lo de menos, madre sino lo que habita en mí.       2. Tu ausencia transita desnuda por este cuarto ignorando las mañanas y sus bastardas estrellas. Quién sabe por qué. Crean grietas, exponiendo a los verbos que tiemblan al grito desmedido de tu silencio. Juegan con el eco de tu dolor, con aquella paternidad que habitó en el rincón más alejado de mi inocencia. Donde el brillo de los atardeceres nunca conoció el rencor de tu adiós.     3. Dos gallinazos atiborran mi alma compasivamente. ¡Soy yo!                      Les grito. Mientras un aura cansa

junio 27, 1993

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  Sobre una hoja de tristes colores ocres, inicia su travesía, temeroso, percibiendo mi presencia. Cruza por un grupo de fotos oxidadas por el tiempo. Por un campo de alcachofas que abriga la temerosa mirada de un niño de que aún no sabe realmente su destino en el mundo. Ese mismo niño, pero con meses de nacido, recostado sobre los asientos de un bus interprovincial. Tal vez fue su primer viaje. Un llanto ajeno. Una mirada cálida, la de su madre, que no deja de abrazarlo; frente a la antigua plaza de armas, con su abuelo y con la chica que le ayudaba a cuidarlo y que años después se volvió loca. Otra, un poco más borrosa, frente a un lugar indefinido de la nueva lima de los 90. Rodeado de pequeños de la misma edad descubriendo esa frívola realidad. Otra, en una manta, recostada sobre la espalda de su madre en una de las peores noches; frente a un grupo de vecinos que impacientes esperaban algo que nunca se supo. Una vela encendida frente al rezo sin sentido de aquel niño que cerraba su

BREVES APUNTES SOBRE LA OBRA POÉTICA DE JORGE LUIS BORGES.

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Me atrevo a escribir algunos apuntes referentes a la poesía del gran Borges. A Su ficción literaria que hasta hoy en día no terminamos de comprender. Y es que la prosa y la poesía no son equidistantes en su manejo de imaginación, nostalgia y recuerdos. A lo largo de su obra se refleja como se va desprendiendo del estilo barroco con el que creció.  Tal vez por la evolución de la escritura de su tiempo o por el desistimiento de su intento por imitar a la poesía de Whitman.(como el mismo lo acepta en uno de los prólogos) Así mismo, hay una desesperación casi tácita por encontrar su YO en este mundo. Adentrándose en su pasado (tanto histórico, personal y literario). Tal vez este pecando, querido lector, de ser imprudente con estos comentarios, pero me atrevo a decir que sus trabajos fueron más nostálgicos que ficcionarios (Claro, si tomamos de los primeros a los últimos). Lo común en todo ello es la pulcritud y el manejo de los versos endecasílabos, alejandrinos y la sonoridad al tema pr