BREVES APUNTES SOBRE LA NARRATIVA DE RAYMOND CARVER


 “Un poco de autobiografía y mucho de ficción, es lo mejor.” Decía en una de sus entrevistas. ¿Qué tanto? Me pregunto. Una vida bohemia, una ruptura matrimonial, alcohol, drogas y demás vicios que lo sepultaron en un cáncer que nunca llegó a superar, y que no le quitó cierto goce al escribir. La pulcritud de sus textos (a pesar de todas las controversias con su editor) y la plena confianza de hacerlo cuando sentía la necesidad de realmente hacerlo. Concisos, breves y a la vez profundos trabajos que le permitieron alcanzar ese éxito que trasciende por generaciones. Realista sucio. Bien catalogado, diría yo. Ya que difícil hablar de la cotidianidad con tanto detalle como lo hacía él.

Casi toda su obra estaba basada (directa e indirectamente) en crisis matrimoniales. Con personajes de clase media que intentan sobrellevarse, pero que caen en la costumbre y resignación. Lo resaltante es la perfección de sus tiempos y espacios narrativos. Tensos, tanto conflictivas y pesimistas. La reflexión de los personajes; la psicología está bien marcada en cada uno de ellos. Una técnica usual y mejorada en cada cuento. Olvidarnos brevemente del tema en sí e invitarnos adentremos en ese “yo propio”. Cuentos como “Caballos en la niebla”, “Parece una tontería” o “Diles a las mujeres que nos vamos” nos muestran ese temor, en primera persona, de que las cosas no van bien y que empeorarán.

Tal vez mis comentarios no sean los acertados, pero me atrevo a decir que para muchos aspirantes a lector (y escritor) deben toparse obligatoriamente con el norteamericano pesimista de la literatura breve.


Acerca de los libros de cuentos.

¿Quieres hacer el favor de callarte, por favor? (1976) / De qué hablamos cuando hablamos de amor (1981) Como característica principal son los personajes perdidos de sí mismos. Con sueños vagos pero carentes de fuerzas para concretarlos. Relatos breves. Aun con ciertos cortes flojos, tal vez por la intervención de su editor en ellos. Se puede percibir la duda como recurso en sus historias. En cada cuento se lee con mejor desenvolvimiento. La trama es cada vez mejor sostenida.  

Catedral (1983) La cúspide de su carrera narrativa. Los cuentos son perfectos tanto en trama y tiempo. La psicología y personalidad de sus personajes lo hacen apetecibles. La moral y la realidad donde habitan.

Tres rosas amarillas (1988) ​Cuentos maduros con el detonante triste y el optimismo en las acciones de sus personajes. Entretenida. ¿Acaso sabia ya de su enfermedad?

Si me necesitas, llámame (2000) Libro póstumo. Rescatados de los baúles. Hubiera preferido que sigan ahí. A pesar de ser buenos, carecen del rigor en la trama. Le falta mucho de lo que veía en sus dos últimos libros.

 *

*Breve comentario acerca de las mutilaciones de sus cuentos. Tomo el tema como una especie de muestra para comparar la perfección de cada uno de sus trabajos. En “El baño” (cuento que fue reducido considerablemente a gusto de su editor) nos muestra a un esposo más frívolo frente al estado de coma de su hijo. En “Parece una tontería” (cuento con el mismo tema pero publicado años más tarde sin intervención de su editor) nos muestra al esposo mucho más consiente acerca del hecho. Así mismo, el bien que hizo en darle el fin con la muerte del hijo e involucrar al pastel como “objeto narrativo” es una buena muestra del trabajo pulcro en la psicología de sus personajes.

*lo curioso es que en todos sus libros se menciona a los salmones (peces verdosos, amarillentos) como recurso de unión, ruptura o salvataje del personaje. Desde la pesca enigmática en  “Nadie decía nada” donde un niño huye a pescar para “olvidarse” del conflicto de sus padres y que al final comparte el botín con otro niño y se disputan quien se lleva la cabeza o la cola del animal. Así mismo en “La tercera de las cosas que acabaron con mi padre” donde se emplea la pesca de esos peces para detonar la disputa entre viejos amigos. Uno, muy apegado a ellos, le permite pescarlos antes de que llegue el mal clima si rebalse su pequeña poza, pero cuando el otro estaba a punto de hacerlos se lo impiden. Y, claro, al final sucede de que los peces se escapan al río. Y uno de ellos muere intentando evitarlos. “Si me necesitas, llámame”, donde una pareja de esposos, que se resiste a divorciarse, y en un intento de mejorar todo se van de vacaciones. En aquel pueblo visualizan la “paz” de los pescadores mientras pescas en una represa. Y deciden imitarlos, pero cuando están a punto de hacerlo la esposa se da cuenta de que ya no es necesario. Ya no lo ama. 

*"Elefante", "Caballos en la niebla", "Tres rosas amarillas" (un cuento muy distinto al resto; la muestra de la agonía y la muerte), "Parece una tontería", "Fiebre".

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