Principios de Asma

        

Una mirada pérdida en el reflejo de la ventana del bus. Una respiración agitada y una presión extraña en la espalda. El sudor helado, a pesar del sol de marzo, me hace dudar de lo que realmente me debe estar pasando. Para qué ir al médico, pienso mientras recorro las calles en  busca del tomo de Hegel. Sin suerte, para la próxima. Sudo más, tal vez por mi ansiedad y mi leve problema de sociabilizar. Busco entre los bolsillos de mi mochila y no hay respuestas. Se acabaron las pastillas. Alguien fuma a lo lejos, me atoro. ¿Acaso es...? No, no, sigo recorriendo estas calles de putas y cafichos. Un hermoso culo de una venezolana me hipnotiza por segundos. No justifica pagar doscientos soles por ello. Con ese dinero podría comprar 6 tomos más de esa enciclopedia que cada semana tiene menos tiraje.

Una idea se cola entre los silbidos de mi garganta. Entre mis líneas ficticias, entre mi mirada turbia. El verano no es favorable para los que vivimos de la noche. Tengo sueño, más de lo frecuente. A decir verdad, muy poco duermo. Y más en estas últimas semanas que venía corrigiendo un cuento que no llegó a nada.  Ya van tres este mes. ¿A qué llego con ello? No lo sé. Solo el simple hecho de imaginarlo es bello y tonto a la vez. Esta frivolidad citadina es adictiva. Al frente mío alguien llora por un amor no correspondido, creo. Vuelvo a toser dejando escapar, así, aquella idea.

Principios de asma. Vagos recuerdos me rodean de esa época. Una infancia marcada por los sueros, agujas, inhaladores y las noches interminables en el Hospital del Niño. El vaho de mi madre sobre mi cuerpo tratando de frenar el morado que invade mi rostro. “Ya no respira”. ¿Cuántas veces fue? Nunca lo supe. Y si no fuera por el viento seco de los andes, al que me llevaron sin pensarlo dos veces, no estaría aquí tomando contigo. ¿Y ahora qué? Pues que ya no puedo volver a los cigarros, ni a las gaseosas, ni al dulce, ni a las grasas saturadas. Tengo que hacer más deporte y regular mis horas de sueño. Por ahí se rumorea que también tengo que evitar los gatos. Es eso lo que más temo.




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